La mamoplastia de reducción y su importancia en la salud humana

Más allá de lo molesto e incómodo en lo estético, un pecho grande puede acarrear problemas nocivos para la salud como suponer quejas producto de dolores cervicales o de espalda, irritaciones y sarpullidos en la piel, molestias a la hora de practicar deporte, estrés e inhibición y limitaciones al elegir la ropa.

A pesar de que la operación de aumento de pecho es la más frecuente desde hace unos años, cada vez son más las mujeres que dan el paso a someterse a una reducción, en un intento concreto por mejor su calidad de vida.

Aun así esta es una intervención que no deja de generar ciertas dudas e inquietudes entre quienes tienen pensado practicárselas. También se debe aclarar que el tamaño de los senos viene determinado por la genética, el peso corporal del paciente y su predominancia hormonal.

Así mismo y manteniendo esta misma línea, con la intención de esclarecer todo lo que aborda y significa esta operación, hay que decir que existen dos tipos de reducción. Una de ellas es la clásica, a la cual se le conoce como ‘T’ invertida’, y la otra, por su parte, siempre que se pueda llevar a cabo, es la técnica de cicatriz vertical que sostiene la gran ventaja de dejar una menor cicatriz en el área.

La escogencia de cuál proceso técnico se efectuará dependerá mayormente de la situación de cada paciente y también de la perspectiva de cada cirujano. En el último tiempo, la segunda opción está siendo implementada cada vez con más frecuencia por el hecho de dejar una marca o cicatriz muy mínima.

En lo que respecta al momento de la operación como tal, esta se realiza a través de las incisiones que hacen posible la extirpación del exceso de piel alojado en el seno, grasa, tejido mamario y se procede a recolocar la areola y el pezón en su nueva posición. Por su manera de efectuarse, en algunos casos se suele asociar con la liposucción.

Del mismo modo, la operación es realizada bajo anestesia general, en el quirófano de un centro de salud donde, previamente se constate que estén dadas las condiciones para efectuar tal procedimiento, y tiene una duración aproximada de entre 2 y 3 horas. Lo normal, es que la paciente dure un día ingresada hasta el momento de su alta.

Cuidados luego de operación

Luego de haberse realizado la operación, la paciente tendrá con un tubo de drenaje en cada pecho y un vendaje, pero a las en lapso corto de entre 24 y 48 horas, según la palabra de los especialistas, se podrá hacer vida casi normal. La mayoría de las molestias se controlan con la medicación prescrita por el cirujano encargado de llevar a cabo la operación.

Transcurridos unos días se procede a retirar el vendaje y los apósitos, que deberán ser sustituidos por un sujetador especial que llevaran durante unas 4 y 6 semanas, incluyendo la noche.

Aunque es una operación que permite una recuperación relativamente rápida luego de pasadas un par de semanas hay que evitar cualquier tipo de actividad física que suponga un desgate o cansancio pronunciado, hasta el momento de la recuperación total.

Las consecuencias más visibles de la reducción de pecho son las marcas que esta deja, las cuales se irán minimizando con el paso del tiempo, aunque también hay que decir que no llegarán a desaparecer por completo.

Una vez superado el periodo de recuperación en su totalidad, pasarán unos meses hasta que las mamas adquieran logren tener el aspecto definitivo, y pues no es un secreto que su tamaño puede cambiar ante estímulos hormonales normales, como el embarazo, y también por los cambios habituales de peso que llegue a experimentar la persona.

Además, se debe tener en consideración que el pecho en el caso de las mujeres es una de las partes del cuerpo humano más propensas a la flacidez, por lo que esto también puede causar algún cambio en la forma.

Otro aspecto de total relevancia, es que una vez efectuado el proceso quirúrgico no será posible la lactancia materna, por tal razón, se recomienda llevar a cabo este procedimiento tras los partos.

En resumen, realizarse un tipo de procedimiento como este, es de alguna manera un primer paso hacia un mejora integral del estilo de vida de la persona, en donde se recomienda adoptar hábitos y costumbres que permitan fortalecer el trabajo hecho en el quirófano. De tal manera, se recomienda llevar a cabo una dieta balanceada y realizar ejercicio físico.

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