Los seres humanos siempre se han sentido atraídos por la capacidad de conocer el futuro. Este extraño poder que te permite domesticar tu destino y el de los demás. Muchas personas famosas que han hecho la historia de este mundo no tomaron ninguna decisión importante antes de consultar a los oráculos, a su astrólogo designado a su “consejero” que desempeñó el papel de adivino.
Ritual poderoso efectivo
La reina María Antonieta, durante muchos años y hasta el último momento de su vida, tuvo las cartas robadas. Napoleón Bonaparte tenía predicho su glorioso destino en el momento en que no era más que un simple teniente de artillería. Su esposa, por su parte, se enteró antes de casarse de que se iba a divorciar de un oficial llamado Bonaparte.
Nuestra curiosidad por lo irracional está aumentando. Esta atracción no solo afecta a poblaciones atrasadas, personas sin educación o fácilmente manipulables, naturalmente atraídas por el mundo extraño, por la falta de cultura y por la credulidad. Hoy la clientela paranormal ha cambiado y se recluta de todos los estratos sociales.
Sin duda los Amarres de amor prestigiosos que se ofrecen aquí serán de mucha ayuda.
Creencia de rituales y la noche
Al principio, se invocaba al destino como un poder que inevitablemente fija el curso de una existencia. “Me entrego ciegamente al destino que me arrastra”, dice Phèdre. Entre los antiguos griegos su poder era mayor que el de los dioses que solo podían influir en él.
El objetivo de las artes adivinatorias es descubrir cuál es ese destino – “Ahí está escrito”, dijo Jacques el Fatalista -, para intentar ahuyentarlo o aprovechar los retrasos. Con el tiempo, quisimos ver tres tipos de destinos bien diferenciados que coexistirían en cada individuo, el primero sin posibilidad de intervención en su curso, el segundo determinado por la voluntad y la conciencia, el tercero resultante de la secuencia de actos y su Consecuencias.
Poder real
Hoy en día recurrimos a un clarividente o médium para averiguar qué nos pasará mañana. El término medio, originalmente significa centro medio. Designa a quien actúa como intermediario entre una mente y quienes la cuestionan. Y también, por extensión, cualquier persona capaz de clarividencia.
A principios de este siglo, cuando todo va mal, nuestros puntos de referencia están vacilando. Buscamos respuestas a nuestras preguntas: ¿Quiénes somos en relación con los demás y especialmente en relación con nosotros mismos? A dónde vamos ? De ahí la necesidad de buscarnos a nosotros mismos para aprender a amar nuestro tiempo o hacer desaparecer nuestros complejos de inferioridad.
¿Razón y destino?
La razón de esta locura por lo paranormal hoy en día proviene del hecho de que las ciencias exactas nos ofrecen una visión muy limitada de la realidad. Además, nos damos cuenta de que son completamente innecesarios en la vida cotidiana.
El Señor, cuyo oráculo está en Delfos, no dice ni oculta: significa.
HERACLITUS.
Cuando estamos desempleados, los discursos de los mejores economistas no logran tranquilizarnos. Ya no tienen credibilidad. La fe y los grandes ideales, como el cristianismo o el comunismo, han desaparecido y, al no creer en un mañana mejor, recurrimos a lo paranormal. El clarividente es tan probable que se equivoque como el estadístico, pero al menos habla de nosotros, de lo que nos preocupa y de lo que nos puede sacar del impasse.
Muchos son los que, simpatizantes o detractores, quisieran saber más de estos seres un poco apartados que son los videntes. De hecho, se habla regularmente de todos y a menudo se los toma por guías en asuntos espirituales o por impostores. Los medios, por su parte, los mencionan con parsimonia y recelo porque perturban … demasiado.